“And chaos my dear
Will last forever…”
James O’Brien
Ciudad de México, 14 de junio (MaremotoM).- En comparación con otras grandes metrópolis de Estados Unidos, San Francisco es un destino alegre que definitivamente envuelve a cualquier viajero con el encanto de todas las ofertas culturales, gastronómicas y turísticas que tiene. Desde un tour en helicóptero que vuele por debajo del Golden Gate, hasta la deliciosa comida en Chinatown y las exposiciones de arte pueden inspirar a cualquiera. Por eso Tony Bennett escribió la canción más emblemática de esta ciudad y le damos la razón; uno puede ser perfectamente capaz de dejar el corazón en San Francisco y peor aún, no nada más el corazón sino la pluma.

Así que, para despertar el espíritu creativo de un escritor, un lugar par excellance al que hay que asistir es el famoso Vesuvio Café, donde los chicos malos de la Generación Beat se reunían para echarse unos tragos y escribir. El Vesuvio tiene una fachada muy peculiar: grandes ventanales, mosaicos y murales coloridos pertenecientes al famoso callejón donde se encuentra. En el interior, el lugar está decorado con madera y lámparas art decó, algunas paredes tienen dibujos donados por los mismos clientes, así como fotografías, pedazos de periódicos y curiosidades propias de un lugar que ha sido cuna de los poetas malditos de la modernidad. Era el lugar favorito del poeta Dylan Thomas y del inmortal Bob Dylan y actualmente es frecuentado por el cineasta Francis Ford Coppola quien tiene un restaurant propio a un par de cuadras.
¿Qué es lo que hace especial a este lugar? Su encanto reside en que la mayoría de los clientes del bar están leyendo o escribiendo; otros simplemente están bebiendo; sin embargo, el hecho de que la famosa librería City Lights se encuentre a unos pasos de la entrada de Vesuvio hace que el intercambio sea interesante y justo entre lectores, escritores y buenos bebedores.
Este lugar es un perfecto spot para hablar con extraños, que apuntan las ideas que surgen durante la plática y que hacen honor a uno de los espacios más bohemios de North Beach. Ahí puedes encontrar a amantes de la literatura y reconocer en cada uno de ellos a un humilde escritor o gusano de libro y esperar a intercambiar alguna que otra caligrafía. Recomiendo la bebida que lleva el nombre de Kerouac (Ron, tequila, jugo de naranja y arándano). Y cuidado, no vayan a perder la pluma.
