La fiesta continua en el hotel, me pregunto si tuvieron miedo de bailar unos junto a otros, pero conforme avanza la noche han cedido y ahora nada importa, ni siquiera el COVID-19. Sino esa porción de ciudad por la que han pagado y que los alumbra solo a ellos.
Zacatecas, 15 de marzo (MaremotoM).- En mi mesita de noche hay inquietud e insomnio, mientras en el mundo y en el país se toman medidas de contención para enfrentar la crisis del COVID-19, en Zacatecas, la ciudad que deslumbra a unos cuantos, el hotel Quinta Real ha lanzado fuegos artificiales y envía ondas de sonido varias cuadras a la redonda, incluida la mía. Las bodas tienen un aforo de hasta 500 personas y el precio base del menú por persona oscila entre los mil y los tres mil pesos. Por eso una queja o una pregunta al sistema de atención ciudadana de por qué el ruido se prolongan hasta las 6 de la mañana, resulta ridícula. Como ridículo resulta todo lo que escape a la mera sobrevivencia, más en este contexto apocalíptico.
Dada mi imposibilidad de dormir y que no importa de lo que hable en medio de esta crisis, quisiera traer a cuenta la serie Justicia para el pequeño Gabriel, una producción de Netflix que acaba de estrenarse el mes pasado y que documenta por una parte el homicidio y tortura de un niño de 8 años en manos de su madre y su padrastro y por otra, la falla del sistema que existe para preservar la integridad de los menores y que en este caso, a pesar de todos los indicios y alarmas, no funcionó.
Verla no será cómodo, sino frustrante, porque nadie logra responder al por qué de tanto odio y crueldad hacia un niño. La narrativa se sirve del género policiaco pero no se trata de una pieza que nos describa tan solo los detalles escabrosos, sino que nos involucra a través de los fiscales que llevan el caso, y de una red de testigos que van desde la maestra, trabajadores sociales, familiares, policías y un largo etcétera de personas que vieron el maltrato y que tuvieron un grado de intervención que siempre delegaba la responsabilidad en alguien más.

Se nos describe una sofisticada burocracia en la que no existe coordinación ni comunicación, no solo de una institución a otra, sino de un piso a otro en un mismo complejo de oficinas. A lo largo de seis capítulos acompañamos a la defensa de Gabriel, conocemos sus motivos y su lucha porque este caso de horror sirva como un precedente para corregir las fallas del sistema. Y es decepcionante constatar que Gabriel no ha sido el primero tampoco el último, tan solo cinco años después de su muerte, se produce un caso similar y en la misma zona donde él vivía.
Pensemos en el contexto nacional y local, por mencionar solo uno, en Zacatecas a finales de 2018, una niña del municipio de Sombrerete al igual que Gabriel falleció a manos de sus tutores. Se develó el calvario no solo de su muerte sino de sus cinco años de vida, y la gente comenzó a hacer preguntas respecto a cómo se determinó la custodia y por otra parte, si se había hecho algún seguimiento a la niña en todo ese lapso de tiempo. Nunca se hizo, posterior a su muerte, surgieron testimonios del maltrato y abandono que sufría y siguiendo con el mismo patrón de la serie, nadie intervino.
Hace un año la fotógrafa Vida Yovanovich lanzó una petición a través de la plataforma change.org que titula: “Se busca gobierno comprometido que acabe con la violencia sexual infantil” y con mucho esfuerzo y casi a cuenta gotas ha logrado recabar 46,930 firmas. Curioso, tratándose de un tema que nos compete a todos pero del cual no se quiere hablar, mucho menos admitir. El meollo, nos explica Vida, radica en que: “En nuestro país hay 33 maneras de castigar los delitos sexuales que se comenten en contra de los menores de edad: son distintas leyes para cada entidad estatal y otra para la federación”. Tendríamos que comenzar desde ahí.
La fiesta continua en el hotel, me pregunto si tuvieron miedo de bailar unos junto a otros, pero conforme avanza la noche han cedido y ahora nada importa, ni siquiera el COVID-19. Sino esa porción de ciudad por la que han pagado y que los alumbra solo a ellos.
Por cierto, la petición de Vida sigue recabando firmas, aquí dejo el link:
https://www.change.org/p/lopezobrador-laura-rojas-mx-diputados-senadomexicano-monicaferbal-se-busca-gobierno-comprometido-que-acabe-con-la-violencia-sexual-infantil