Ciudad de México, 19 de octubre (MaremotoM).- Una de las cualidades de la nueva editorial independiente Dharma Books es que a cada cosa que publica uno le presta atención. No se trata sólo de editar y de poner más libros al estante, sino de descubrir un creador que se abre camino en la maraña de escritores existente.
Una de ellas es Draupadí de Mora, que acaba de salir con un libro de poemas titulado Obeliscos, donde sus palabras no sólo remiten a esa estatua árabe, sino que nos lleva a un estado de fuerza y de rabia, propia de una poeta de estos tiempos.
“Obeliscos, de Draupadí de Mora, es la escritura con puño cerrado por la fuerza y la rabia. Postales memoriosas donde se traza la ida y regreso entre el adentro y el afuera: de la casa a la playa, al campo o el mundo en su totalidad conceptual. Su camino son los trazos y los sesgos de la emoción a través de la escritura. Obeliscos son las palabras y las voces del “nosotras” como conciencia colectiva crítica en el poema y que nos incita a la destrucción de aquello que nos paraliza e inmoviliza”, dice Minerva Reynosa en la contraportada.
ENTREVISTA EN VIDEO A DRAUPADÍ DE MORA
“Este es no es el primer libro, aunque los dos fueron de poesía. Obeliscos son estas esculturas fálicas, vienen de Egipto, de Siria, que se erigen para conmemorar algún suceso, batalla o reyes. Es una forma de memoria monumental que se utiliza todavía”, afirma.
¿Obeliscos es estar en contra del patriarcado?
“Sí, definitivamente. El patriarcado nos atraviesa, está en el lenguaje, nosotros hablamos con esa lengua también. Tratar de replegarse o de torcer esa lengua patriarcal es lo que traté de hacer en este libro. Por eso la forma entre fragmento y sintético, yendo hacia la potencia de las palabras, no expreso con claridad, sino es oscuro y que gana en potencia”, expresa.
“Para nosotras no hay un rastro en la arena”, dice Draupadí de Mora en su poema final de Obeliscos. “Eso lo escribí pensando en la experiencia mía de México con respecto a los feminicidios. Es una cuestión terrible. 10 mujeres al día son asesinadas, seguimos yendo al trabajo, desayunando, seguimos levantándonos y me parece algo brutal vivir con esas desapariciones que no están inscriptas en ningún obelisco”, dice.
Obeliscos, de Draupadi de Mora, editado por Dharma Books. Foto: Cortesía
La desaparición implica también un desmembramiento. Las mujeres se matan dos veces. “El desmembramiento es brutal el modo en que son desaparecidas, asesinadas y exhibidas en publicaciones amarillistas. Ese rastro que podríamos dejar como mujeres, se pierde, es parte de un espectáculo. No hay rastro”, agrega.
Dice Draupadí que el obelisco se parece un lápiz, pero que al escribir deja de ser puntiagudo. Un argumento brillante que se define por la acción. Cuando escribes dejas de ser un obelisco. “Se va achatando, pierde lo puntiagudo, esa parte del lenguaje patriarcal que nos lastima, la piel, la carne, el cuerpo, podemos revertirlo. Se achatan los polos porque se pierde lo puntiagudo”.
¿Los esclavos y las mujeres sostienen al obelisco?
“Esa es una parte que me interesa, no somos sólo las mujeres, hay muchos colectivos, como los migrantes y hay esclavitud. En México hay trabajo esclavo, las mujeres son esclavas sexuales, los que trabajan en las fábricas y todos sostenemos este sistema que nos está aplastando”, afirma.
“Este mundo tan malo y tan bueno como puede ser lo hemos construido entre todos. Es importante tener en cuenta eso y pensar que colectivamente podemos hacer muchas cosas, no pensar sólo en las mujeres o sólo en los hombres”, agrega.