En 2008 se cometieron 825 homicidios, todo un récord en ese entonces, pero menos de la mitad de los que se cometen actualmente. La racha sangrienta que arrastramos desde hace cuatro años no ha podido ser inhibida. Las cifras arrojan que en el último cuatrienio matan un promedio de seis personas al día en nuestra ciudad, más de 2 mil al año.
Ciudad de México, 19 de enero (MaremotoM).- Hay días que quedan marcados para siempre en la historia criminal de una ciudad y en la memoria de los reporteros. El 17 de enero es uno de ellos. Paradojas del vaivén de los ciclos. El asesinato del colega Margarito Martínez Esquivel fue cometido el día que se cumplieron catorce años del combate en la casa de la Cúpula, una tormenta de plomo que todos recordamos y que marcó un antes y después al “inaugurar” una de las eras más sangrientas en la historia de la ciudad y el que hasta entonces fue el año más violento.
En Baja California acababa de entrar en funciones un nuevo gobernador y en Tijuana un nuevo alcalde. Los recibía una entidad golpeada por el coletazo de una recesión económica mundial y la fuga de capitales por la epidemia de secuestros. Recién llegados debieron enfrentar un baño de sangre que se prolongó por un año.
En enero de 2022 Marina de Pilar Ávila Olmeda acaba de asumir como gobernadora de Baja California y Monserrat Caballero como alcaldesa de Tijuana. Reciben un estado y una ciudad golpeados y maniatados por ocho años de catastróficos gobiernos estatales y municipales y por los devastadores efectos de una pandemia mundial.
En 2008 se cometieron 825 homicidios, todo un récord en ese entonces, pero menos de la mitad de los que se cometen actualmente. La racha sangrienta que arrastramos desde hace cuatro años no ha podido ser inhibida. Las cifras arrojan que en el último cuatrienio matan un promedio de seis personas al día en nuestra ciudad, más de 2 mil al año.
El asesinato de Margarito fue el número 75 que se comete en tan solo 17 días de enero. Ese es el escenario que reciben Marina y Monserrat, dos mujeres jóvenes y decididas, pero condicionadas y maniatadas por un pantano de pestilente politiquería morenista. Hace catorce años la casa de la cúpula marcó el inicio del año hasta entonces más violento pero también de la estrategia de seguridad más exitosa en donde la clave, además de las acertadas acciones policiacas, fue que por una vez en la vida los bajacalifornianos dejamos atrás la politiquería, las grillas e intrigas y nos unimos en un solo frente. ¿Seremos capaces ahora? Muchas más dudas que certezas. Ojalá la sangre de Margarito no se haya derramado en vano.
PD- Jugarretas de la historia o la aleatoriedad: El 17 de enero de 2008, cuando estalló la balacera de la Cúpula, yo estaba cubriendo el sepelio de un valiente policía llamado Margarito Saldaña, masacrado en su casa junto con su esposa e hijos. Otros dos policías fueron asesinados en esa noche trágica. De Margarito Saldaña a Margarito Martínez hay catorce años y muchísima sangre derramada en una ciudad que no conoce la paz.