jueves, septiembre 30, 2021
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El camerino de Ofelia, una comedia feminista

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“La reflexión que entra por medio de la risa, tiene mucho poder”. Ana Isabel Esqueira, autora y actriz de El Camerino de Ofelia.

Ciudad de México, 28 de septiembre (MaremotoM).- La actriz Ana Isabel Esqueira sonríe al hablar de su nueva obra teatral El camerino de Ofelia, no sólo por sentirse orgullosa sino también por cómo convirtió la frustración de ya no ser Ofelia, la enamorada trágica de Hamlet, en un interesante cuestionamiento sobre el amor romántico como paradigma de la vida de las mujeres.

En la obra más famosa de la literatura dramática, el amor es escurridizo y las mujeres se desmayan ante sus destinos a manos de los hombres que rodean sus vidas: padres, maridos, cuñados, todos deciden por ellas. Y ellas, criaturas frágiles y engañables, sufren por amor y desamor.

Aunque hace más de 400 años que fue escrita, esta descripción podría en algunos casos aplicarse a relaciones actuales. Ana Isabel cuenta que una de las fuentes de inspiración para escribir El Camerino de Ofelia, ha sido las múltiples confesiones de desencuentros amorosos entre mujeres de su generación, entre otros momentos de aprendizaje.

Ana Isabel en el Camerino de Ofelia. Foto: Cortesía

–¿Cómo surgió la idea del camerino de Ofelia? De dónde salió?

–Yo estaba invitada a un proyecto para para hacer Ofelia y no se realizó. Sin embargo, yo ya había abierto mi corazón a ese personaje. ¡Es uno de los personajes que muchas actrices quisiéramos hacer! Entonces me planteé volver a estar en esa situación donde yo sería Ofelia y como sería en un camerino. Escuchando que muchas de chavas de mi misma edad batallaban con el asunto de la pareja y pensé en la actriz transitando por un duelo para replantearse el amor romántico, y cómo a veces llegan personas a darte consejos: Yo tengo la neta del planeta, Ve con mi terapeuta que es buenísima y de pronto, las puedes ver en cuadros. Ese juego entre el amor y el teatro, que son mis dos temas y que creo que van muy de la mano, porque los dos tienen una condición efímera e inasible, inefable y que implican dar un salto al abismo, arriesgarse porque ambos dan miedo, ambos generan incertidumbre, pero ambos valen la pena.

–¿Qué crees que le diría Ofelia a ti, su actriz, tras haber vivido ella la tragedia de Hamlet?

–Creo que le diría que luchara por ella, que se pusiera ella en el centro de su vida, que fuera ella la protagonista de su historia y no dependa de la historia de un hombre. Que no sea pasiva también creo que no esté al margen. Creo que le diría no dependas de un hombre, ni de tu papá, ni de esposo, ni ,si lo tienes, de tu hijo. Eso me parece interesante porque también aplica para el caso de Gertrudis (interpretada por Ana Ligia García) que es nuestro otro personaje femenino en la tragedia de Hamlet. Ella también está supeditada al rey en turno, ya sea el fantasma o Claudio, y esas presencias tan fuertes que la orillan a tomar esas decisiones. Me parece importante que reflexionemos sobre el papel que se nos ha dado a las mujeres durante mucho tiempo, incluso en las grandes obras de la literatura.

–El otro gran tema que toca El Camerino de Ofelia, es el de las relaciones entre las mujeres. ¿Los temas compiten o conviven?

–Creo que conviven, en ningún momento yo me planteé que compitieran. Creo que se va dando en la medida que uno va horadando también en la misma historia. Me enfrenté a ver distintas posturas sobre el amor con las tres personajes y no siempre yo comulgo con ellas. Me costaba trabajo ponerme desde un lado, el que a mí no me resulta aplicable a mis códigos como persona y tener que defenderlo y justificarlo y también convencerme. Fue poner ahí a debatir, a jugar, a confrontar muchas de las posturas y de las maneras que se dan al convivir entre mujeres. Hay una herencia que nos estorba, se nos ha puesto a competir entre nosotras en vez de aprender como ser solidarias. Pienso en solidaridad y sororidad, que es también una palabra que ahora escuchamos mucho. Hay una de ellas, la Productora (interpretada por Blanca Loaria) que está muy enarbolada con la causa feminista pero al mismo tiempo se revela incongruente. Creo que no está mal. No se trata de emitir un juicio, sino de darnos cuenta y reflejarnos en nuestras propias incongruencias en los procesos de refinamiento de lo que uno quiere llegar a ser. A veces tenemos aspiraciones de lo que queremos ser y no es lo que somos. Y es fuerte darnos cuenta de que todavía nos falta un trayecto y lo que eso implica: dolor ajeno, empatía y y como ponderar eso frente a las propias ganas ¿no? Es un tema complejo y por lo mismo me gusta plantearlo sin dar ninguna respuesta. Son temas que están ahí latiendo, sin género, creo que ahí sí aplica independientemente de tus deseos.

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–¿El camerino de Ofelia es un intento de reflejar esa realidad, esas contradicciones de las parejas?

–Sí y de poner sobre la mesa que todos viviendo un proceso y juzgar de una manera tan severa nos limita en nuestro mismo proceso de reflexión y refinamiento. Un intento de ponerte en el lugar de las otras.

–¿Crees que la experiencia de los hombres, es diferente a la que viven las mujeres?

–Eso sí. Yo creo que desde el vientre hay una serie de condicionamientos y toda una imposición social, un constructo. En ese sentido los hombres heterosexuales cisgénero, no quedan tan bien parados en mi obra, sin ningún afán de ser separatistas. Sin embargo, la realidad es que estas tres mujeres que están involucradas con tres hombres diferentes se ven reflejadas en situaciones tóxicas y de desigualdad, porque están desiguales condiciones en la relación con estos tres hombres, aunque no sean el mismo de alguna manera. En ningún momento aparecen los hombres, solamente podemos hablar de ellos, pero no, no toman partido. Cuando La asistente de dirección le dice a Ofelia: mira, si él no está pensando en su chava, ¿por qué yo me voy a preocupar de ella? no queda muy bien parado él, pero lo que me interesa sobre todo es la reflexión en torno a ella y a sus decisiones. Entonces, me queda claro que con los hombres hay mucho trabajo por hacer, pero también entre nosotras hay mucho trabajo por hacer.

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El camerino de Ofelia
Un cartel en el Foro Shakespeare. Foto: Cortesía

–En la obra se ven bastante las diferentes posturas respecto a las relaciones y de quién es la responsabilidad y a quién se le pide y a quién no. En este sentido, te pregunto es una obra para mujeres, ¿la concebiste como una obra para mujeres?

–Tiene un aire de intimidad muy interesante. Es como estar compartiendo el chisme de tres amigas y eso es lindo, no? Aunque las tres no son amigas, evidentemente, pero sí están compartiendo ese momento, que es algo que se da bastante en las relaciones entre las mujeres, aunque no sean íntimas amigas, se puede compartir con cierta nivel de profundidad y hay en la obra se respira ese ese aire de complicidad y de espía un poco, no de estar espiando lo que estas tres chicas están hablando. Lo cual me lleva a pensar justo eso, no? Entonces es una obra para mujeres.

–¿Qué tanto le estamos diciendo a los hombres que no estamos? Qué les estamos haciendo también?

–La obra respira un ambiente de intimidad femenino, parece que estuviéramos espiando a tres amigas contándose sus desventuras. Conforme la iba escribiendo se permeaba esta atmósfera de intimidad femenina, pero que podría darse incluso hasta en un baño público. El camerino también es uno de esos espacios raros donde se es, no se es y donde puedes convivir intensamente con una persona que después no vas a volver a ver en años o nunca más. Y para mi grata sorpresa, cuando tuvimos la temporada en la capilla, hubo una gran respuesta del público masculino y juvenil. Creo que se veían reflejados en esto de no quedar muy bien parados, escuchabas risas nerviosas. Llegué a platicar con algunos de ellos y me decían Sí me hace replantearme ciertas cosas. Eso a mí me daba mucho gusto, aunque no fuese en un principio como estaba tejida. Se me hizo que abonaba, cosa que podía hacer en vez de justo pelear, ir en contra y que podía ser incluyente y eso me pareció una aportación. Por ejemplo, estos hombres que llegaron y que conectaron, no venían pensando en el discurso feminista, se vieron asaltados ahí. El hecho de que sea a partir de una comedia es una puerta clave para para entrar en nuestra sociedad porque creo que nuestro país si tiene un humor muy particular, una manera de confrontar con la realidad a partir del humor. Justamente para hacer este espejo: me estoy riendo y ¿de que? Y entonces viene este sentido de responsabilidad. Qué hago frente a eso, no quedarme nada más con el chiste. Estoy convencida de que la gente puede ir y pasar 50 minutos de un buen rato y divertirse con una comedia ligera. Pero también confío en que está todo este mensaje subyacente y esta capa de reflexión que me entra por medio de la risa, que tiene mucho poder. En el camerino de Ofelia es esencial que la clave sea el humor.

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Cintia Neve
Cintia Neve: Periodista desde hace más de 25 años, estudió la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata en Argentina. Trabajó durante 10 años en la Radio Universidad, en el servicio informativo, haciendo columnas de cine y literatura. Escribió en el periódico local, en revistas culturales, y también en el teatro de la Universidad haciendo difusión. En México ha trabajado en medios impresos como Marie Claire, SkyView, Conozca Más, Playboy, Selecciones, Joy, Crecer Feliz, Fernanda y en publicaciones independientes como el fanzine de rock El Mescalito. También se desempeñó como Coordinadora de Contenidos Digitales en medios como Mundo52 del periódico El Economista, PlanetaEllas, MasarykTV, Primeraplana, y en agencias de publicidad como Initiative y Universal McCann, entre otras. Como promotora cultural, ha organizado las Tertulias Literarias Argenmex, ha sido voluntaria de la Organización internacional ATD Cuarto Mundo en su programa Biblioteca de Calle, y colaboradora de la revista literaria Por Escrito. En Teatro, ha coordinado la difusión de compañías independientes, instituciones culturales y educativas, con la convicción de que el teatro y la cultura en general, deben ser parte de la vida de todas las personas porque es su derecho y para su mayor felicidad.
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