Ciudad de México, 20 de octubre (MaremotoM).- Pensar en la pintura es pensar en la expresión esencial de un pueblo y de su historia. Sin embargo, Luis Martín Lozano –como editor- y Teresa Velázquez, como la artista de inmensa trayectoria, han tenido que pasar numerosos obstáculos para hacer este gran libro que reúne los 40 años de carrera.
El libro se propone analizar el proceso de gestación de su vocación pictórica, su formación, crecimiento intelectual y artístico y las búsquedas y cuestionamientos que se ha hecho desde el oficio de la pintura.
Las voces de la escritora Marina Azahua y el crítico de arte Carlos Palacios, completan este trabajo que trata de abarcar la práctica de la pintura con la teoría y la relación con las demás artes.
Hay un suceso fatal: “el 19 de septiembre del 2017, el edificio de Edimburgo 4, en la colonia del Valle, donde los herederos de una colección resguardaban obras de mi autoría realizadas entre 2001 y 2014, colapsó. Ahora la mayoría de esas obras sólo existen virtualmente, como fotografías.”
Teresa Velázquez nació en la Ciudad de México en 1962. En la UNAM, formó parte de talleres de dibujo y pintura como el del maestro Gilberto Aceves Navarro. Obtuvo los premios de adquisición en la XII Bienal Rufino Tamayo y en el XV Encuentro Nacional de Arte Joven, INBA. En 1992 fue beneficiada con Jóvenes Creadores del FONCA y en 2006, 2011 y 2017, con el Sistema Nacional de Creadores.
Libro que recupera la producción artística de Teresa Velázquez durante más de cuatro décadas. Foto: Cortesía
Su obra se ha expuesto en México, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Haití y las bienales de Venezuela y Perú. Entre sus exposiciones individuales destacan: Cada trazo, en el Museo de Arte Moderno, Creación y Recreación, en el MACG, D’ Ombres et de Lumiére, en el Museo de Arte Mont- Saint-Hilaire, Québec, The Turn of the Gyre, en el Instituto Mexicano de Cultura en San Antonio, E.U.A. y Pasado Meridiano, en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
Algunas de sus obras forman parte del Museo de Arte Moderno, MACG, Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, MACO, Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes, Instituto Cultural Zacatecano y Fomento Cultural Kaluz A.C.
“Estamos muy contentos por la publicación de este libro, se nos atravesaron muchos obstáculos para editarlo. Es una obra muy cercana a Luis Martín Lozano, el editor y creo que hay varias cosas para señalar. Mi obra y su análisis, toda la fortuna crítica que hay en torno a ella, que enriquece mucho la visión y el punto de vista de todo lo que he producido a lo largo de 40 años. Trabajamos aislados en los talleres, en silencio y con pocas oportunidades de mostrar nuestra obra”, dice Teresa Velázquez.
“Este libro analiza también el contexto de cómo realizamos nuestro trabajo”, afirma.
Ha habido mucho movimiento por parte del mercado del arte, pero la pintora duda “de que gran parte de estas actividades esté hecha con la dedicación, el esmero, la investigación de este libro. Aquí la labor de Lozano, de Marina Azahua, de Carlos Palacios y mía, todos pusimos especial empeño, un gran esfuerzo, por lograr lo mejor”, expresa.
La pintura sigue y siempre va a seguir. Foto: Cortesía
“La pintura sigue y siempre va a seguir. Es una forma de ser del mundo. Es una forma de conocer, de estar y en un momento el mercado insistió que había otras formas de producción, lo que me parece importante, pero la pintura no podía discriminarse”, afirma.
“Excluirnos fue un gran error. Sobrevivimos y la pintura está bien”, agrega.
“Los pintores jóvenes necesitan que se restituyan las plataformas que se han ido desmantelando”, dice.
¿Por qué no hay unión entre los artistas mexicanos? ¿Por qué no hay un trabajo conjunto entre los artistas contemporáneos y los pintores más clásicos?
“Hay un grupo de artistas que se vieron muy favorecidos en este mercado, que vorazmente a través de galerías fueron privatizando los espacios públicos. Un mercado internacional y estaban muy entusiasmados con ese poder. Este proyecto de Chapultepec que en lugar de quedarse como un área natural, se rinde ante el poder del arte contemporáneo, marca a este grupo como responsable de la exclusión de otros artistas”, expresa Teresa.
Más de cuatro décadas dedicada a la pintura. Foto: Cortesía
“Varias veces los convoqué, muchos los convocamos para defender la Bienal de Tamayo y había cierta unión, pero no era real, no era profunda. Las becas fueron una manera de cooptarnos y de impedirnos de hacer diagnósticos, de reclamar, de trabajar en conjunto”, agrega.
No hay muestras de pintores mexicanos. “Es cierto que pude salir a flote con los apoyos, pero durante mucho tiempo fui privilegiada por un mecenazgo, pero eso no me dejaba ver el problema que no había sitios para las exposiciones”, afirma.
“Ahora lamentablemente gran parte de mi obra se destruyó y se perdió. Nadie ha podido ver mi obra, sólo los coleccionistas. ¿Qué está pasando con nuestras colecciones? Está casi toda desaparecida. Debemos hacer diagnósticos de los acervos”, agrega.