Tirso tiene una nieta (Nona Sobo) adoptada por su hija mayor, que nunca la ha querido y que no sabe cómo tratarla. La niña (hermosísima) es vietnamita y se ha enamorado de Felipe Londoño (un colombiano guapo y con el que Tirso asume todos los prejuicios que tiene hacia las “telenovelas venezolanas”) y alrededor de ellos sucede toda la trama.
Ciudad de México, 23 de mayo (MaremotoM).- No vamos a andar diciendo que hemos descubierto a José Coronado (Madrid, 1957), puesto que se trata de uno de los primeros actores españoles y después de haber visto mucha agua correr ya lo conocemos. Lo que sí es cierto, que no muchas veces tenemos oportunidad de verlo actuar en una serie donde es el protagonista y donde él y Luis Zahera (el policía bueno y corrupto, ¿se puede ser así?) nos llenan la pantalla durante todo el fin de semana.
Así es. Entrevías, una serie que ha tenido enorme éxito en España y que ahora, para coronar su suceso, se ha estrenado en Netflix y es uno de los grandes sucesos de la cadena.
Para empezar, como ha dicho un crítico de España, está Coronado. Su enorme valía como actor lo pone en el centro de esta historia con excelentes diálogos (tal vez el guión tenga algunos baches, pero se sostiene hasta el final), con un personaje que se parece mucho a Clint Eastwood, cuando hace de Walt Kowalski, un veterano de la guerra de Corea y cuya única pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972.
En Entrevías, Tirso Abantos tiene una ferretería, está solo y quizás su único amor es el barrio donde vive, un suburbio capitalino por el que muchos barrios madrileños se han quejado diciendo que la serie los pone por los pisos, que está cambiando mucho a raíz de las pandillas, de los migrantes y de las costumbres y rostros que no se parecen a lo conocido.
Tirso tiene una nieta (Nona Sobo) adoptada por su hija mayor, que nunca la ha querido y que no sabe cómo tratarla. La niña (hermosísima) es vietnamita y se ha enamorado de Felipe Londoño (un colombiano guapo y con el que Tirso asume todos los prejuicios que tiene hacia las “telenovelas venezolanas”) y alrededor de ellos sucede toda la trama.
Está por supuesto, Luis Zahera (un actor que ha dicho a Buenafuente que todos están preocupados por los personajes centrales, que probablemente a los secundarios los dejan hacer y pueden poner mucho de lo suyo. Es increíble que en cada serie donde él aparece todos dicen: ¿Viste la escena de Zahera?), un subinspector que transita por la ruta mala, pero que nunca nadie muere en sus acciones, hasta que finalmente…bueno, no sacaremos spoilers porque la serie está recién estrenada.
La primera temporada, de ocho episodios, se emitió durante febrero y marzo en España y ahora está disponible en Netflix, con unas mujeres que son también inolvidables, desde Nata (María de Nati), la niña de los parques, hasta Gladys (Laura Ramos), la colombiana que le parte el corazón a Ezequiel (Zahera), pasando por la inspectora (Itziar Atencia) y Alicia (Carmen Esteban), todas se lucen en una trama que siempre está al borde de la explosión, en un barrio donde vivir es como estar en una guerra.
No diremos lo mismo de Nona Sobo, una actriz muy menor en medio de pares semejantes, teniendo en cuenta que la relación Nieta/Abuelo podría haber dado mucho más en un guión que se centra precisamente en ese vínculo.
La serie a veces quiere hacer centro en todas las cosas que le pasan a los habitantes de este tiempo y de ese lugar. Desde la migración, la ignorancia e indiferencia de los hijos hacia los padres y abuelos (“Nosotros pagamos en los hijos lo que le hicimos a nuestros padres”, dice Alicia a Tirso), la falta de comunicación entre los que han nacido en España y los que no, la posibilidad de que todo lo que te pasa a ti cuando te relacionas con un colombiano o un venezolano es la drogadicción y la muerte y, por supuesto, los yonquis que pueblan España con su pinta de fantasmas diciéndonos a cada rato lo mucho que nos hemos equivocado, todo está en la serie.
El programa es eso y a veces falla en querer hacer centro en todo, pero precisamente, Entrevías, creada por David Bermejo, es en su error donde más la pega. Una serie en donde la realidad supera sin duda la ficción. Y está, como dijimos, José Coronado.