Cuando estuvo en 2003 el director Martin Scorsese para presentar Gangs of New York, en un momento salió a la puerta del cine y éramos él y yo, uno parado frente al otro. Me dieron unas ganas de preguntar cómo estaba Ray Liotta, qué cómo había sido filmar con él, que si pensaba él que por esa película se hará eterno. Claro, no me atreví a nada y sólo lo saludé.
Ciudad de México, 27 de mayo (MaremotoM).- Hoy me levanté buscando a las 7 de la mañana la serie Shades of blue. No la encontré. En ella trabajaba Ray Liotta, el actor que hizo que una de mis películas preferidas fuera precisamente Goodfellas. No sé qué decir de él, que ha fallecido en República Dominicana a la escasa edad de 67 años, aunque claro, ya había vivido mucho y en otros tiempos llegar a 67 era llegar alto.
Leo la columna de Rodrigo Cortés, el director y escritor español que es alguien al que sigo mucho y dice: “Después envejeció, como envejecemos todos y se operó los ojos y se infló como sólo algunos peces saben inflarse, aunque ni así pudo rellenar esos hoyos del rostro que nunca le quitaron un gramo de atractivo, como nunca sirvieron de escape para su desasosiego. Su sonrisa fue siempre una advertencia. Ray Liotta hizo cien películas, pero hizo una sola; escaló sólo una montaña, pero fue el Everest. ¿Quién quiere llegar más alto?”.
¿Puede haber sido Ray Liotta el actor de una película que lo hará eterno? Es probable. Aunque muchos de sus admiradores hablan de la precuela de Los Soprano, incluso Buenafuente le hizo una entrevista (no muy feliz) por su serie Shades of blue, pero yo siempre veré a Liotta con esa carcajada mortal frente al enorme Joe Pesci, cuando éste le pregunta funny how? La sonrisa de Liotta era la señal del miedo que todos los gángsters despertaban en la película Goodfellas y por supuesto que amo El Padrino, como el gran filme de mafiosos, pero antes que Buenos muchachos es mi preferida.
Cuando estuvo en 2003 el director Martin Scorsese para presentar Gangs of New York, en un momento salió a la puerta del cine y éramos él y yo, uno parado frente al otro. Me dieron unas ganas de preguntar cómo estaba Ray Liotta, qué cómo había sido filmar con él, que si pensaba él que por esa película se hará eterno. Claro, no me atreví a nada y sólo lo saludé.
Dice el compañero Ismael Frausto que los nacimientos son todos iguales, pero que las muertes no. Lo cierto es que Liotta estaba en un gran resurgimiento y miraba la vida con esos ojos azules esperanzados. Estaba orgulloso de su única hija, Karsen Liotta, actriz como él y pronto se iba a casar con su novia. Por The Many Saints of Newark, Marriage Story y No Sudden Move, de Steven Soderbergh, compartió un premio Indie Spirit Award de 2020.
Terminó Cocaine Bear, dirigida por Elizabeth Banks y debía protagonizar la película de Working Title: The Substance, junto a Demi Moore y Margaret Qualley.
El jefe de Los Soprano, David Chase, sobre su estrella de Muchos santos de Newark, Ray Liotta: “Todos sentimos que tuvimos suerte de tenerlo en esa película”.
Recientemente había sido nombrado productor ejecutivo de la serie documental Five Families de A&E, sobre el dramático ascenso y caída de las familias Genovese, Gambino, Bonnano, Colombo y Lucchese de la mafia de Nueva York.
Si bien es más conocido por sus papeles en la pantalla grande, Liotta también actuó junto a Taron Egerton en la serie de Apple TV+ Black Bird, en Hanna, de Prime Video, protagonizó el drama criminal de CBS de 2006 Smith y junto a Jennifer López el drama policial de NBC de 2016-18. Sombras de azul.
“Estoy completamente destrozada al escuchar esta terrible noticia sobre mi Ray. Puedo estar en cualquier parte del mundo y la gente vendrá y me dirá que su película favorita es Goodfellas. Luego siempre preguntan cuál fue la mejor parte de hacer esa película. Mi respuesta siempre ha sido la misma: Ray Liotta”, ha escrito en twitter Lorraine Bracco, ahora “la viuda” de este actor enigmático, misterioso y con una carcajada bestial, inolvidable.