El feminismo es un movimiento político: Yolanda Segura
“Cuando digo que no me interesan esas literaturas, creo que tiene que ver más que con personas con todo un sistema agotado. Me interesa pensar cada vez más en todas las literaturas que no hemos leído lo suficiente”, dice.
Ciudad de México, 28 de noviembre (MaremotoM).- La poeta Yolanda Segura escribe tan bien que a veces se esconde de sí misma. Lanza muchas consignas y una de ellas me quedó grabada. Esa que en la nota del libro anterior (Serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora, editado por Almadía) me quedó muy grabada. La que no le interesaban los hombres blancos, de mediana edad, heterosexuales, que escribieran libros. Claro, yo ahora estoy leyendo a Martin Amis con su gran libro Desde dentro (Anagrama) y de pronto comencé a sentir el miedo de esa horrible cultura de la cancelación y tuviéramos los que también admiramos a los hombres blancos de mediana edad pasarnos clandestinamente los textos.
Así que cuando la volví a ver le pregunté directamente. Fue en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, donde esta extraordinaria poeta presenta Estancias que por ahora tienen luz y se abren hacia el paisaje, editado por Palíndroma.
“Cuando digo que no me interesan esas literaturas, creo que tiene que ver más que con personas con todo un sistema agotado. Me interesa pensar cada vez más en todas las literaturas que no hemos leído lo suficiente”, dice.
Este libro se expande un poco cuando Yolanda muestra un trabajo con la experiencia personal. “También era muy importante pensar en la serie de preguntas con otras, pensar más que en las certezas, qué cosas nos estábamos imaginando o faltaban por concluir”, afirma.

“Este poemario es una exploración hacia el cuerpo que existe en un espacio. Se pregunta qué cambia cuando una atraviesa la calle y se encuentra con otra, cuando una mirada se convierte en un reclamo o la manifestación del deseo. Yolanda Segura explora los complicados caminos de la feminidad a través de las voces de mujeres que han sabido escaparse de la norma a pesar de la negación aferrada de la crítica masculina que quisiera colocarlas en cajitas donde se vean bonitas y se porten bien”, dice la sinopsis.
“Este es un libro de muchas preguntas”, afirma, en momentos en que muchas literaturas intentan dar muchas respuestas. “Hay muchas cosas que se están moviendo. Está la idea de la inestabilidad, que no podemos estar marcando discursos de manera como fijas y definitivas, cuando es justo esa idea de lo definitivo lo que ha destacado muchas de nuestras aproximaciones culturales”, afirma.
“Abrazamos la contingencia, abrazamos lo que no es fijo, el error y abrazamos la posibilidad de pensar cosas distintas”, agrega.
“El patriarcado se va cayendo de a poquito y cada golpe que le va uno haciendo es una fisura que vale la pena”, expresa.

Yolanda Segura nació en Querétaro, en 1989. Ha publicado cinco libros de poesía. Es integrante del Comité Organizador de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca. Dio clases en la Universidad Autónoma de Querétaro e imparte cursos y talleres en espacios independientes. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2018 y el Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes 2017. Es doctora en Letras Latinoamericanas en la UNAM, con una tesis sobre feminismo, disidencia sexual y poesía. Realizó dos estancias de investigación en universidades argentinas y estudios de guion cinematográfico en el CCC. Es docente de cine en la Filmoteca de la UNAM.
“Para este libro hice una investigación que pasa por lo afectivo, que no pasaba solo por los referentes teóricos, sino también que pasa por lo íntimo”, afirma esta poeta que trae versos nuevos a un mundo donde ya hay grandes poetas. ¿Cómo encuentra ella precisamente ese lugar?
“Es algo muy interesante lo que está pasando y que tiene que ver con la lucha del feminismo y por otro tipo de lugares. ¿Por qué sólo hay ciertas voces que aparecen? El considerar también cómo des jerarquizamos algo, salirnos de esa conversación donde aparecen la superioridad, la trayectoria”, afirma.
Aunque la superioridad es una cosa y pensar también en ciertos rasgos de identidad como la condición sexual o la raza también son rasgos para debatir y que separan.
“Por supuesto que me interesa la visibilidad como enunciación, pero al mismo tiempo eso implica el peligro de que la identidad se convierta en el único tema desde no pueda hablar. , concluye.