El artista español presenta el sencillo “Como ateo en el amor”, que da nombre a su primer álbum como solista. Acaba de llegar a nuestra ciudad, donde toca el 5 de diciembre en el Foro El Tejedor.
Ciudad de México, 22 de noviembre (MaremotoM).- El artista español Pablo Gómez Molina está encontrando su propia voz, luego de haber acompañado a colegas de alto renombre como Rosalía, Jorge Pardo, María José Llergo.
No tiene un solo instrumento en donde ha mostrado su talento, sino que al ser multi-instrumentista, ha podido acomodarse a las diversas propuestas de Silvia Pérez Cruz (con el que hace su canción “Lilith”, pura poesía) y al dúo Fetén Fetén que lo acompaña en el video del sencillo “Como ateo en el amor”, que ya ha estrenado y que da nombre al disco salido el mes pasado.
Una propuesta acústica, con una voz misteriosa y grave da contexto a su vida como cantante, acompañado por el saxofonista David Carrasco, Carlos Sarduy, Chiloé, Héctor Rojo, Iván Castillo y Roberto Lavella.
Las primeras letras y composiciones surgieron hace tres años, cuando el artista empezó a registrar anécdotas propias de encuentros y desencuentros, dice su boletín de prensa y bien vale la sorpresa en este mundo plagado de sonidos que al parecer se adecuan más al baile que al escuchar canciones en paz y tranquilos, que nos obliguen a una reflexión y pensar.
“Han sido muchos factores que hicieron que yo tuviera ganas de cantar. Uno es que en 2017 me entró como una gran ansiedad de hacer mis temas, otro es que yo soy percusionista y la verdad es que se me hacía más cómodo ir con mi voz y ya está, en lugar de ir con todos los instrumentos”, dice el músico.

“Tengo muchas ganas ya de decir un poco mi discurso y saber un poco más de mí. Encontrarme un poco y la verdad es que esa forma es cantando”, afirma.
Su discurso es totalmente orgánico, toca el laúd, el acordeón, tratando de llegar a las almas sensibles que escuchen Como ateo en el amor, un álbum que es un viaje musical que nos adentra en relatos musicales de amores y desamores ideales.
El álbum encarna al eterno amante que no tiene punto medio y que, evidentemente, se cree en muchas ocasiones, ateo en el amor. Unas veces se ve a sí mismo como un tren fantasma que viaja sin hacer concesiones, sin paradas en su camino, sin destinos explícitos, bajo la premisa de que quien avisa no es traidor y cualquiera que quiera subirse al tren debe saber que no circula más su amor.
“Las percusiones de los boleros son electrónicas. El siguiente disco lo haré electrónico, pero este disco no quise que estuviera sometido a lo efímero del momento. Los que hemos hecho músicas tradicionales, sabemos que no tienen mucha cobertura mediática, pero perduran en el tiempo”.
La diferencia entre Pablo Gómez Molina y C.Tangana es precisamente “la industria musical y además la mezcla entre la música electrónica y la música tradicional. A mí me parece muy honesta, conozco a uno de sus productores y me parece que el discurso está bien hecho”, afirma.
La música tiene algo de salvaje y eso son los que rescatan ambos y casi todos los músicos que hacen su propuesta, su propia historia. “Al final es lo que tenemos que hacer todos los artistas”, dice.
En su canción “Lilith”, hace dúo con Silvia Pérez Cruz, en una conjunción que tiene sabor a éxito.
“Ojalá, esa es una canción que le dedico a mi madre, durante el proceso de grabar el disco se murió. A Silvia Pérez la conozco desde sus inicios en Barcelona y siempre ha sido un referente musical y personal dentro del mundo de la industria. Ella ha valorado ser ella, más que venderse”, afirma.
Actualmente, Pablo Gómez Molina trabaja en la producción musical y composición, además de continuar como interprete en las diferentes formaciones en las que participao, como la compañía de Karen Lugo o la formación de Melodie Gimard, donde ha tenido el placer de ser productor de algunos de sus temas y como director musical y compositor del Colectivo Interestelab.