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Si estás leyendo este mensaje significa que estamos a pocos días de compartir Todo va a estar bien con el público de México y el mundo. Son años de trabajo, de reflexión y risas, de compartir un viaje aleccionador acompañado de un equipo al que siempre llevaré en el corazón.

Por Diego Luna

Ciudad de México, 22 de julio (MaremotoM).- Todo va a estar bien, serie que produje y dirigí, sucede en la Ciudad de México y es una ‘dramedia’ que reflexiona sobre la idea de familia y las relaciones en la actualidad. Esta historia nace de una necesidad imperiosa de cuestionarnos la idea de la pareja perfecta, el amor romántico, la creación de una familia y la consolidación de todas las expectativas que uno pueda tener de una relación en un acto tan frío, institucional y contradictorio como a veces puede resultar el matrimonio.

Mi vida entera se ha tratado de entender y asimilar las despedidas, las separaciones. Desde niño tuve que aprender a decirle adiós a la idea de tener una madre presente, después despedirme una y otra vez de los noviazgos largos o efímeros que me fueron construyendo desde la primera vez que en primaria le “llegué” a alguien. Fueron muchas las noches y fiestas en las que lloré la despedida de un grupo de trabajo, tanto en teatro como en cine y televisión, al cual seguramente consideraba ya parte de mi familia, relaciones fundamentales que terminaron siempre de forma abrupta en el último llamado o en la última función. Y es que parece que toda nuestra vida nos bombardean con ideales absurdos de relaciones imposibles y casi eternas, parejas para toda la vida y compromisos irrenunciables, pero nadie nos enseña a despedirnos, a decir adiós.

La familia es otra cosa, la familia es la posibilidad que tenemos de crear relaciones para toda la vida. Es el amor y el compromiso más longevo en nuestro paso por este mundo, ya sea entre padres e hijos, o madres y padres, o madres y madres, o padres y padres, o como a cada quien le acomode. Ahí tal vez sí cabe la trillada frase: hasta que la muerte nos separe. Esta serie cuestiona los roles de género, la idea de familia tradicional, que desea imaginar de formas distintas a las que se leen en los cuentos infantiles, familias que respondan a la complejidad de nuestra búsqueda por la felicidad.

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La serie toca temas que dan para discusiones eternas, cuestiona el matrimonio, las relaciones monógamas, el papel de los roles de género, la familia y sus múltiples facetas, las aspiraciones sociales, profesionales y políticas que nos mueven, que nos acercan y luego parecen crear distancias irreconciliables. Pero también se da a la tarea de soñar, de imaginar como dicen a los que más les creo, en la posibilidad de otros mundos y realidades distintas conviviendo en una respetuosa comunión. Todo a través de la representación ficticia de un mundo afín, siempre con humor. La única forma de hablar en serio.

La serie toca temas que dan para discusiones eternas. Foto: Cortesía

Esta experiencia fue difícil, más allá de la complejidad implícita de contar una historia así —pensarla y escribirla fue un laboratorio y/o terapia que nos confrontó con nuestro prejuicios y nuestra propia historia—, tuvimos que salir a filmar en tiempos de Covid, pero eso nos obligó a ser creativos de formas inesperadas, a construir este sueño con herramientas nuevas, con estrategias no probadas y recursos extra limitados. El resultado fue mejor de lo que podíamos imaginar, y es que en momentos de crisis es la creatividad la que nos puede salvar. Yo agradezco haber trabajado con un equipo dispuesto a todo por contar esta historia. No la que podíamos contar si no la que deseábamos contar. Hoy presentamos una serie de la que todas y todos en este equipo podemos sentirnos orgullosas y orgullosos, una historia que no dé pena decir: sí, la hicimos nosotres.

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